PADRE JOSE MAIRLOT DESCANSARA PARA SIEMPRE EN QUEILEN.

Hablar de José Mairlot en Queilen  ,provincia de Chiloé , en Chile , es recordar con nostalgia a un cura gringo que llegó desde Bélgica, antigua Europa, a esa localidad en 1968,época en que solo se podía acceder a este lugar chilote por mar .

Los pobladores mas antiguos dicen que desde el primer momento les llamó la atención la forma cariñosa de saludar , cuyas enredadas frases del un desconocido idioma para los queilinos , buscaba interpretar de la mejor forma un castellano que poco dominaba el sacerdote .

 Cargando un gran equipaje , cuyas mochilas traían una avanzada tecnología para la época , el padre José Mairlot , comenzó a familiarizarse con la gente de la comunidad , siendo una de las principales atracciones la exhibición de películas de grandes comediantes como Chaplin y dibujos animados Disney ,desconocidos por esos años en la comunidad debido a que la televisión recién estaba llegando ,y cuyo acceso era el privilegio solamente de familias mas acomodadas.

 No le fue difícil la integración a la comunidad ,ello porque en esos años la gente vivía muy de cerca la piedad popular a través de las fiestas religiosas .

 Sin embargo , su misión era llegar a los sectores rurales mas apartados de la comuna, desafío que iba mas allá de hablar un idioma extranjero. La falta de caminos, la gran cantidad ríos y brazos de mar, la dificultad de llegar a las islas , era una barrera que en esos años podían desanimar al mas osado aventurero.

 Dispuesto a cumplir con el mandato de evangelización , comienza buscar las  formas para sortear los obstáculos y es así como para recorrer los campos logra tener un viejo , pero muy fiel caballo que lo lleva a paso lento a todo lugar . “El Zapato” como el mismo lo bautizó , fue el testigo mudo de los miles de kilómetros que viajó para llegar a sectores tan alejados como Agoní , Paildad y Pureo distante a unos 25 kilómetros de la pequeña zona urbana. . Junto a su compañero de viaje y cargando cientos de libros para oficiar las misas ; su proyector de películas; un grupo electrógeno ,entre otros , el padre José muchas veces se encontró con la oscuridad de la noche ,llegando de madrugada a su casa ubicada en el área urbana . Una humilde taza de café y un moreno pan chilote que la gente le regalaba para su viaje , era su desayuno . Junto a su “Zapato” también sufrió innumerables tempestades del crudo invierno chilote , donde la lluvia sin piedad le golpeaba la cara y el viento les helaba hasta los huesos . En muchas ocasiones y cuando ya estaba a punto de congelar su cuerpo producto del frío , el padre José buscaba alguna casa donde alguna familia pudiera recibirlo .

Muchos vecinos recuerdan que de madrugada en medio de fuertes tempestades , una débil voz pronunciaba  en medio del viento la frase “ aloooo …soy el padre José …” .

 No fueron pocas las familias que lo recibieron y casi todas recuerdan que cuando llegaba a una casa , se alumbraban con una vela o un mechero de parafina . Después de darle una agüita caliente, llegaba lo mas difícil : prepararle una cama al curita , para quien siempre éstas eran cortas para su gran estatura .La solución que el mismo daba era tirar el viejo colchón de lana al piso .

 Con la apertura del camino , un viejo Jeep le ayudó a llegar a sectores que tenían angostas huellas por donde se trasladaban pobladores con carretas . Si bien este vehículo estaba preparado para terrenos difíciles , no había sido pensado para recorrer los caminos de esa época en Queilen . Muchas veces se cayó de los viejos y débiles puentes . Mas de una vez se quedó apretado en un agosto callejón y como es de imaginar ,se pinchaban  los neumáticos o quedaba sin bencina.

 Algunos pobladores que en la época de los 70 eran adolescentes ,recuerdan que el padrecito los invitaba a misa y a la vez ayudaban a socorrer el vehículo cuando quedaba empantanado . En algunas ocasiones pedían bueyes para sacarlo de los difíciles caminos.

 Pero las penurias por la que pasó el curita gringo , no solo estuvieron en tierra . Se recuerda que por mar sus primeros viajes los hizo solo con un pequeño bote y que en la forma como enfrentaba las tempestades marítimas , realmente estaba la mano de Dios , ello porque ni el mas osado marinero era capaz de atravesar tan embravecido mar con una tan frágil embarcación . Fueron muchas las veces que perdió todo lo que llevaba en su bote ; libros , alimentos , ropa .

Sin embargo , el padre José nunca perdió el rumbo y cuando en una oportunidad se le cayó su motor al agua , se quedó rezando y esperando que algún navegante lo encontrara para remolcarlo a tierra .

 El paso del tiempo y los avances también llegaron a su humilde parroquia y fue así como una lancha con cabina pasó a ser su segundo hogar para recorrer las islas y lugares donde no podía llegar por tierra . Junto a Sergio Barrientos , conocido como “Pachi” fueron muchos los años . en los que pasaron temporales o que durmieron en medio del mar cuando tenían problemas mecánicos .

 30 AÑOS EN QUEILEN

 El padre José estuvo mas de 30 años en Queilen , tiempo en el que no solo atendió capillas de la comuna , sino que se extendió a otras localidades como la lejana isla de Chaullín en Quellón y Pindaco en Chonchi .

 Pero,  ¿ quién es ese hombre a  quien la gente recuerda con cariño? …José Mairlot Boufflette nació en Bélgica, en la ciudad de Lieja, el día 4 de Octubre de 1925. Sus padres fueron don Alberto Mairlot y María Boufflette. Sus estudios los realizó en la ciudad donde nació.

En 1943 ingresó al Seminario y se ordenó sacerdote el 3 de julio de 1949.

Se vino a Chile en 1964, a requerimiento de Monseñor Alejandro Durán Moreira ,obispo de Ancud de aquella época ..

 A su llegada en 1964 y hasta 1968, José Mairlot centró su trabajo pastoral y comunitario en el Instituto de Educación Rural IER de Chiloé, dando especial énfasis al reconocimiento de la dignidad de los campesinos chilotes y sus familias , colaborando en levantar y construir sedes sociales para reuniones y lo más importante para la época , el trazar senderos que mas tarde serían caminos para que los chilotes pudieran transitar .

 En 1968 el Obispo  Sergio Contreras Navia lo nombra párroco de Queilen, una apartada y poco conocida comuna chilota ubicada a más de 63 kilómetros de la ciudad de Castro, en la Provincia de Chiloé.

 Quienes alguna vez lo conocieron , señalan que de inmediato comenzó a trabajar con la gente campesina y de mas escasos recursos ,logrando que las comunidades se organizaran y lucharan por tener caminos , capillas , sedes y alimento espiritual .

 Se recuerda que gracias a su esfuerzo logra contar con 12 comedores infantiles en Chiloé. Organiza a los niños y jóvenes en grupos como scouts , catequistas grupos juveniles católicos .

 Sin saberlo , hace un importante aporte al rescate de la cultura chilota al mantener sin alteraciones las fiestas religiosas de su parroquia . En este mismo ámbito motiva a los jóvenes y a las comunidades a conservar su identidad a través del canto y la música , siendo el mismo quien compra guitarras y las entrega a los grupos a mitad de costo para que todos puedan acceder a la música .

 José Mairlot también jugó un papel muy importante en el apoyo a los trabajadores de industrias conserveras y salmoneras, mediante seminarios de capacitación y en la formnación de sindicatos ,todo ello unido a la formación cristiana .

 Su hogar fue siempre un albergue generoso para todo el que por causa de temporales o enfermedad debía llegar o salir de Queilen . Cada poblador que necesitó de su ayuda , siempre encontró apoyo en alojamiento , comida , ropa , medicamentos e incluso dinero .

En mas de una oportunidad compartió la poca leña que tenía con alguna familia que no podía comprar .

 TODA UNA VIDA DE SACRIFICIOS .

 Uno de los viajes mas difíciles era llegar a la isla Chaullín , localidad en la que solo se llegaba en verano , ya que en invierno , el mal tiempo hace imposible llegar al lugar . Cinco horas demoraba su lancha , tiempo que ocupaba el sacerdote para escribir cartas, dormir , rezar y nutrirse de información en idioma francés .

 Tenía como hábito trabajar hasta las cuatro de la madrugada y levantarse a las seis de la mañana . Pese a dormir muy poco , se levantaba con mas deseos de trabajar y lo primero que hacía era rezar y escuchar las noticias en  un pequeño receptor de radio que sintonizaba la desaparecida radio Chilena . El padre José no salía de su casa sin  antes llamar a Radio “Chiloé” de Castro para avisar sus misas.

 Si bien la comunidad estaba acostumbrada a recibir al padre con dos y hasta tres horas de retraso , mas acostumbrada estaba a escuchar “ una misa de tres mareas “, denominadas así porque eran muy largas y la gente las comparaba con la subida y bajada de mar .

 Era parte de su rutina también el visitar el hospital , cantar con los niños , reunirse con sus catequistas y fiscales y rezar mucho por la gente que sufría .

 Su casa , ubicada en 21 de mayo , se convirtió en un refugio para quiénes en invierno no podían trasladarse a las islas y no fueron pocos los que buscaban un café caliente y un pan en la casa del curita que nunca a nadie les cerró las puertas ,especialmente porque conocía muy de cerca las dificultades que tenía cada poblador .

Dicen que en su época era como el alcalde de la comuna , ya que toda la gente acudía allí para realizar consultas , pedir ayuda y elaborar algún tipo de documento . El padre José eran quien aparte de la ayuda espiritual guiaba a los vecinos para hacer trámites , donde ir , que hacer y en muchas ocasiones proporcionó ayuda monetaria ,especialmente a la gente del sector rural .

 En sus últimos años como párroco de Queilen , su nombre quedó impreso en una calle de la población “Villa Queilen” . Fue nombrado Hijo Ilustre de la comuna , ocasión en la asistieron unas 800 personas que repletaron el gimnasio municipal . Recibió a través del gobierno de Chile la nacionalidad por gracia .

Hoy el Padre José Mairlot ha dejado este mundo  y se cumplirá su voluntad de desansar por siempre en su querida localidad de Queilen.

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