Presentan investigación por “tifus de los matorrales” a profesionales de Hospital ancuditano

La directora del proyecto de investigación estuvo en Ancud, donde dialogó en torno a los resultados de ésta. Llamó a la calma a la población, aunque sí se debe estar alerta por la presencia de la bacteria en Chiloé.

 Para hacer públicos de manera oficial los resultados de su investigación, viajó desde Santiago a Ancud la Dra. Katia Abarca, acompañada de algunos de sus colaboradores, entre ellos Thomas Weitzel, quienes desarrollaron conocimiento en torno al hallazgo de Orientia Tsutsugamushi en Chiloé, una ricketsia causante del comúnmente denominado “Tifus de los Matorrales”. Como se informó en su oportunidad, las primeras pesquisas locales se remontan al año 2006, cuando se detectó un primer caso sospechoso en Ancud. El registro fue considerado muy extraño, puesto que se trata de una rickettsiosis endémica del Sudeste Asiático. Fuera de éste, solo en Dubai y Chiloé se halló su presencia.

Posteriormente se registraron otros casos similares al norte de la Isla Grande. Ello dio origen a la necesidad de un estudio más profundo de lo que estaba aconteciendo. Así, se conformó un equipo de especialistas liderado por la doctora Katia Abarca, secundada por Thomas Weitzel, Javier López, Sabine Dittrich, Weerawat Phuklia, Constanza Martínes, Stuart Blacksell y la doctora del Hospital de Ancud, Katia Velásquez Martínez, quien ha tenido un rol preponderante en cuanto a la pesquisa de los casos.

Se reunían entonces varias entidades, con el fin de confirmar o descartar la presencia de Orientia Tsutsugamushi en Chiloé, entre éstas el Departamento de Enfermedades Infecciosas e Inmunología Pediátrica de la Facultad de Medicina de la Pontificia Universidad Católica de Chile; el Hospital Veterinario de Puente Alto; el Hospital de Ancud; el Lao-Oxford-Mahosot Hospital-Wellcome Trust Research Unit, de Laos; el Centre for Tropical Medicine and Global Health de la University of Oxford, Reino Unido y; la Mahidol University de Bangkok, Tailandia, entre otras.

El caso clínico en sus manos fue el de una mujer de 37 años que consultó en el Hospital ancuditano por un cuadro de fiebre, escalofríos, mialgia, odinofagia, cefalea, exantema maculopapular y escara en el abdomen, entre otros síntomas. Hubo un dato que resultaría crucial: Había estado en contacto con leña los días previos.

Luego se aplicó estudio a 232 personas, 119 del sector urbano y 113 del sector rural, hallándose seroprevalencia global de 2,6% (seis positivos), resultados confirmados por un laboratorio de referencia. Cinco de los seis casos positivos correspondían a habitantes del sector rural.

Las conclusiones a las cuales arribó la investigación, fue la confirmación de la presencia endémica de tifus de los matorrales en el archipiélago de Chiloé. De esta manera, por primera vez se documentaba científicamente la presencia de Orientia fuera del llamado “triángulo Tsutsugamushi”. La primera vez también que se detectaba en América.

RATONES DE CAMPO

Esta información, más detallada y en profundidad, fue expuesta este martes a profesionales del Hospital de Ancud, auditorio compuesto principalmente por Médicos, Químico Farmacéuticos, Tecnólogos Médicos, entre otros profesionales.

La doctora Katia Abarca, Pediatra Infectóloga de la Universidad Católica y líder del estudio, contó que el primer objetivo de la visita fue difundir entre los facultativos estos resultados, para que sepan cómo reconocer la enfermedad. “Está presente en la isla y en otros lugares del sur de Chile, pero sobre todo en la parte norte de Chiloé. Es una enfermedad considerada emergente, de reconocimiento muy nuevo y desconocida por muchos médicos”, manifestó.

La investigadora agregó que es una patología asociada al mundo rural, transmitida por un pequeño insecto que vive en el pelaje de los ratones de campo, y que cuando se ubica en la vegetación, puede picar a las personas y transmitir la enfermedad. “Esta se manifiesta con una mancha negra, como una costra, la piel se muere y hay una necrosis ahí, parece una quemadura de cigarrillo, de ese tamaño, sitio en el cual la persona es mordida por este ácaro. Días después de aparecer esta mancha negra, la persona empieza un cuadro de fiebre y una erupción cutánea en el cuerpo, mucho malestar general y dolor de cabeza. Eso es lo negativo”, cuenta la doctora.

Lo bueno es que esto tiene un tratamiento y los pacientes responden muy bien, cuando son diagnosticados a tiempo. “Es un antibiótico barato, pero no de uso común en medicina, pero está disponible. Por eso nuestro primer objetivo fue dar a conocer esto entre la comunidad médica, para que sepan reconocer los casos”, sostuvo Katia Abarca.

Si el paciente no es tratado y no recibe antibiótico, puede evolucionar a un cuadro más grave. Hay complicaciones descritas: Pulmonares, de sistema nervioso, como una especie de meningitis o encefalitis. Hay mortalidad. “Alrededor de 7 a 10% de las personas puede morir si no recibe un buen tratamiento”, agrega.

DOCE CASOS CONFIRMADOS

El “Tifus de los Matorrales” afecta cada año a muchas personas en el sur de China, India, Japón, Tailandia y norte de Australia. Todavía no hay certeza que sea el mismo vector que lo transmite en Chile. Si así fuese, se trataría de un ácaro que en estado adulto, mediría unos tres milímetros, como una pequeña araña de color rojo. “La forma que transmite la enfermedad es la larva, que no es visible. La picadura no duele, por eso la dificultad de que la persona no relacione la fiebre con una picadura, porque no la sintió”, comenta la doctora Abarca.

A la cita en el Hospital de Ancud también llegó el PhD Allen Richards, uno de los especialistas más importantes a nivel mundial en la investigación de Ricketsias. El profesor, perteneciente al Naval Medical Research Center de la Marina de Estados Unidos, confirma que los casos pesquisados en Chiloé son los primeros en el continente americano. Ello le hace pensar que la Orientia Tsutsugamushi también puede estar en otras zonas del mundo. “Nunca pensamos que estuviese fuera de Asia. Es importante estudiar más la cepa que está en Chile, para explorar cómo llegó acá”.

No obstante, el investigador se apura en sugerir que probablemente la bacteria ya ha estado mucho tiempo en tierras chilotas. “Pienso hasta ahora que es una enfermedad muy antigua en esta parte del mundo, no recientemente introducida. Pero faltan datos para confirmar. Es mi idea hasta ahora”, sostuvo.

Los doce pacientes confirmados en Chiloé han evolucionado muy bien tras haber recibido el antibiótico. Ya con el conocimiento de la presencia de la bacteria, entre 2016 y 2017 se han pesquisado seis casos. Y la época de contagio es en verano, donde se usa menos ropa y la piel está más descubierta, por ende, más expuesta a picaduras si se hace faenas relacionadas a leña o de limpieza de arbustos.

Desde la SEREMI de Salud están atentos a cada caso que se registre. Así lo contó María Fernanda Ramírez, encargada de Epidemiologia de esta entidad en Chiloé. “No es una vigilancia de notificación obligatoria como está establecido, pero sí una vigilancia como evento. Ante casos clínicos, solicitamos que nos notifiquen y lo ingresamos como vigilancia. Estamos en comunicación para los exámenes de laboratorio y tener el cuadro completo, identificación y seguimiento de los casos”, expresó la profesional.

Finalmente, la doctora Katia Abarca llamó a la tranquilidad de la ciudadanía, sobre todo del sector campesino. “No hay que entrar en pánico ni mucho menos, pero sí es importante que consulten cuando haya fiebre alta, malestar general del cuerpo, fuerte dolor de cabeza y se presente una mancha negra, más aun si se ha estado en contacto con leña, arbustos o vegetación”, dijo, junto con agregar que se iniciará una nueva investigación respecto al tema, para encontrar el vector que transmite la enfermedad en Chiloé.

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