11 DE ABRIL DIA MUNDIAL DEL PARKINSON

Por Marcela Alvial Soto, Directora Escuela Enfermería, Universidad Santo Tomás Puerto Montt .

11 de abril, Declarado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 1997, coincidiendo con el aniversario del nacimiento de James Parkinson, neurólogo británico que en 1817, descubrió lo que en aquel tiempo llamó “parálisis agitante” y que hoy conocemos como enfermedad de Parkinson.

Según la OMS afecta a entre el 1 y 2 % de los mayores de 65 años. Para entender mejor este padecimiento que va en aumento.

La enfermedad de Parkinson se reconoce por la lentitud de los movimientos y por la presencia de temblor de los brazos y manos. Es una enfermedad crónica que afecta no sólo al individuo que la padece, sino también a aquellos que lo rodean. Implica una serie de trastornos psico-emocionales, económicos y sociales que deben ser conocidos y asumidos por el paciente y la familia.

Es una enfermedad neurodegenerativa progresiva resultante de la muerte de un grupo de células cerebrales, neuronas implicadas en la producción de la dopamina, un neurotransmisor fundamental para el control del movimiento. No existen exámenes de laboratorio o imágenes que permitan distinguir la EP de otros cuadros similares. El diagnóstico se basa principalmente en la clínica. La EP afecta principalmente el aspecto motor del paciente. No obstante, es un síndrome mucho más complejo que involucra otros aspectos, entre los que se incluyen: alteraciones cognitivas, psiquiátricas, del sueño, óculo-motoras, de la voz, de la deglución y autonómicas, entre otras.

El ministerio de Salud de nuestro país reconoció el impacto de esta enfermedad y a mediados del año 2010 la incorporó a las garantías explicitas en salud, publicándose conjuntamente las guías clínicas para el manejo de la EP.

Los síntomas de la enfermedad de Parkinson se manifiestan una vez se produce una importante pérdida de las neuronas encargadas de controlar y coordinar los movimientos y el tono muscular:

–          Temblor de reposos

–          Lentitud de movimientos (bradicinesia)

–          Rigidez o aumento del tono muscular (Dificultad para flexionar los brazos o las piernas)

–          Trastornos posturales (Postura inestable, encorvada)

Estos síntomas no siempre se presentan juntos, agregados a otros síntomas asociados o secundarios:

–          Cambios en el tono de voz que se torna más débil.

–           Cambios en el semblante que se vuelve menos expresivo.

–          Síntomas psíquicos: ansiedad, depresión y disminución de la libido.

–          Trastornos del sueño: insomnio, fragmentación del sueño y sueños vividos.

–          Síntomas sensitivos: rampas, hormigueos, e incluso, dolor en alguna extremidad.

–          Trastornos leves del sistema nervioso autónomo: estreñimiento y aumento de la sudación.

–          Alteraciones cutáneas: eczema seborreico, que afecta fundamentalmente la piel de la cara y el cuero cabelludo.

–          Disminución del sentido del olfato.

FACTORES DE RIESGO

– Edad: La mayoría de las personas que desarrollan el mal de Parkinson lo hacen después de los 60, afectando por igual a hombres y mujeres. Es relativamente inusual desarrollar la enfermedad de Parkinson antes de los 40 años de edad, aunque es posible.

– Factores Genéticos: Más de una docena de genes han sido asociados con la enfermedad de Parkinson. Las personas con estos genes anormales tienden a desarrollar la enfermedad. El rol de la genética en estos individuos no está del todo claro.

– Factores Ambientales: Se cree que la exposición a químicos, como los herbicidas y pesticidas, incrementa el riesgo de desarrollarla. Se puede tener un mayor riesgo si vive en un área rural, bebe agua de pozo, o si vive en una parcela (quizás debido a una exposición incrementada a los herbicidas y pesticidas).

PREVENCION

Como en todas las enfermedades crónicas no transmisibles hay que considerar las prácticas de vida saludable entre las medidas de prevención.

En el caso de la Enfermedad de Parkinson sas neuronas se degeneran porque se oxidan sus estructuras intracelulares. Esto hace que una de las principales estrategias de prevención sea el aumentar el nivel de antioxidantes en el cerebro, lo que se consigue con algunos alimentos:

–          Alimentos que contengan antioxidantes, Te verde

–          Alimentos ricos en Vitamina E (semillas y aceites vegetales)

–          Alimentos Ricos en Vitamina C (cítricos, naranjas, limones, pomelos y otros)

–          Ginko biloba (incrementa la circulación cerebral)

–          Alimentos que aumentan los niveles de dopamina (pescados, huevos, remolacha, manzana, espirulina)

Esta entrada fue publicada en Chiloé. Guarda el enlace permanente.

Comments Closed