La hazaña de la goleta «Ancud»

La goleta «Ancud» – tripulada por chilotes – afirmó para Chile la soberanía del territorio de Magallanes, cumpliendo el sueño de O’Higgins.

Para conmemorar este evento el Coro de Profesores de Ancud  que acaba de cumplir 54 años de existencia  ofrecerá  hoy 22 de mayo un concierto  en el Teatro Municipal Mauricio de la Parra a las 20 horas , se trata de  la Cantata Goleta Ancud, obra del maestro ancuditano Rudy Nicketchek Aguilar. La entrata es gratuita y la obra apta para todo público.

En cuanto a la mítica Goleta Ancud, fue construida  por manos y con maderas chilotas, la goleta «Ancud» zarpó de la rada de Ancud el 22 de mayo de 1843 en trascendental misión.

Después de 4 meses de temeraria navegación, el 21 de septiembre arribó al Estrecho de Magallanes, donde los intrépidos marinos de la Isla Grande bajaron a tierra, izaron el Pabellón nacional y en nombre del Gobierno tomaron posesión de esas latitudes para Chile.
Este acto precedió sólo en 24 horas el arribo de la corbeta francesa «Phaeton» que al día siguiente ancló en el mismo lugar con idéntica finalidad.


La idea que desde muchos anidaba en la mente del visionario don Bernardo O’Higgins Riquelme, en el sentido de que Chile debía tomar posesión de Magallanes, se acentuó con mayor fuerza cuando supo que potencias extranjeras querían hacer suya la hoy rica XII Región.
Desde Montalbán (Perú), sus insistentes misivas al Gobierno chileno hallaron acogida durante la presidencia de don Manuel Bulnes.


Sabedor el general Bulnes del pensamiento de O’Higgins, quien sostenía que los colonizadores de Magallanes debían ser elegidos entre los habitantes de Chiloé, por el clima que debían soportar, parecido en dureza a la de la Isla  Grande de Chiloé, dispuso que se trasladara a Ancud , con el cargo de intendente de Chiloé, don Domingo Espiñeira, con la misión específica de organizar una pronta expedición para hacer efectiva la soberanía de Chile sobre Magallanes.
El 1 de abril de 1842 se firmó el decreto correspondiente y a mediados de mes el nuevo jefe provincial se hallaba en la Isla.

Lo primero que hizo en torno a su cometido fue ubicar una embarcación apropiada. Como no la encontró, la mandó a construir.

Al mando de los trabajos fue puesto el capitán de Puerto de Ancud, Juan Williams, padre de Juan Williams Rebolledo. Con manos y madera chilotas, cerca del muelle de Ancud, se iniciaron los trabajos que relativamente fueron terminados.
El 22 de mayo de 1843, toda la población de Ancud, batiendo pañuelos, despidió a los viajeros que desde el muelle se embarcaron en la goleta, la que fue remolcada a la bahía donde esperó viento favorable.

Al día siguiente desplegó sus velas  y puso proa al Canal de Chacao. Fondeó en Dalcahue y luego en Curaco de Vélez, donde Carlos Müller se sumó a la tripulación como práctico de canales.
La goleta cruzó el golfo Corcovado sin novedad, pero en las Guaitecas el viento le hizo perder la chalupa más grande. La buscaron por 4 días, pero fue inútil, por lo que siguieron hasta Puerto Americano donde construyeron otra.
Casi a la entrada del golfo de Penas, frente a la península Tres Montes, les sorprendió un temporal y a la goleta se le rompió el timón y se le abrió una grieta a estribor. Entró tanta agua a la bodega que los víveres quedaron flotando, la nave giró en 180 grados y quedó escorada a babor. Con ello se logró que no entrara más agua.
Navegó con dificultad de regreso a Puerto Americano, en busca de una caleta abrigada. Como allí no habían medios para repararla, se dispuso que Philippi, Müller y 5 tripulantes más – buenos remeros – regresaran  en busca de nuevos víveres y repuestos.

El 7 de agosto, los intrépidos marinos salieron rumbo al Norte, arribando a Dalcahue 5 días después.
Desde Dalcahue, Philippi se trasladó a Ancud a caballo, donde el intendente Espiñeira le proporcionó una vieja lancha con repuestos y víveres, la que al mando del piloto Chávez, tomó rumbo hacia adonde estaba la «Ancud», recogiendo en Dalcahue al resto de la tripulación. Llegaron a Puerto Americano el 26 de abril.

Reparada la «Ancud», el 9 de septiembre reanudó su viaje navegando a toda velocidad y el 21 del mismo mes, bajaron a tierra victoriosos en Punta Santa Ana, hoy Fuerte Bulnes.
24 horas después apareció un gran buque de guerra a vapor: era la corbeta francesa «Phaeton» , que ancló al lado de la «Ancud».

El domingo bajaron a tierra los franceses e izaron su  bandera. Williams, en una atenta nota, expresó al comandante del navío francés que no aceptaba que en tierra chilena flameara un pabellón extranjero sin autorización, luego la «Phaeton» zarpó.
Por 24 horas, Chiloé ganó el «quien vive» y obtuvo para el país un extenso y rico territorio.

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